Rosario Escribe

Jorge Riestra es conocido como 'el cronista del café rosarino' por ambientar algunas de sus obras en los billares, bares y cafés de la ciudad de Rosario.

Todos podemos ser el cronista rosarino. Si tienes un poema, escrito, relato o cuento inspirado en Rosario puedes publicarlo en este espacio para ser compartido con lectores y escritores alrededor del mundo.

Envía tu obra a: elcronistarosarino@gmail.com





¡Devolvé la pelota, Fontanarrosa!

Ya sé, la necesitas allí, en la canchita que esperabas encontrar en ese lugar al que te fuiste, para intentar jugar alguna vez bien al fútbol. Donde también, estoy seguro, habrá un barcito donde podrás perder el tiempo con los amigos.

¿Perder el tiempo? ¡Mentiras!. Ganarlo, enriquecerlo, convertir ese tiempo en un tesoro.
Yo te conozco muy bien, Roberto, aunque nunca nos hayamos visto.
Te conozco desde el día en que una carta mía que te hablaba de una loca idea, mereció el lujo de una contestación tuya en una tarjeta a beneficio de la Fundación Hospital de Niños “Víctor J. Vilela” /2002.
Desde el sobre, manuscrito por la única e inconfundible letra del Inodoro, de la Eulogia, del Mendieta y los indios del malón, hasta el texto interior que empezaste con un: Amigo Antonio: gracias por su envío… y concluía con un emocionante…Un abrazo..Fontanarrosa (tu inconfundible firma), todo me abrió las puertas para sentirme –sin merecerlo- amigo tuyo. Te conozco tanto que sé que has entendido el mensaje del título, aunque algunos pueden malinterpretar. No te afanaste la pelota, Negro.

Es tuya, totalmente tuya, pero la necesitamos. Y la tenemos en tus dibujos, en tus historias y en tu actitud frente a la vida. Lo que quiero decirte con el ¡Devolvé la pelota! es que desde tu nueva casa nos sigas devolviendo los pases, que sigas siendo la inteligente pared que envió alegrías y sonrisas aún en los peores momentos.

Yo sé que no me conoces, porque nos separó una generación. Yo llegue a Rosario allá por 1940, cuatro años antes de que nacieras, a vivir en Av.Godoy e Iriondo (Cerca de la cancha de N.O.B). El primer partido de primera al que me llevó el viejo fue un amistoso, nocturno, y Boca le ganó 5 a 0 a Central. Creo que desde ese momento me hice “canaya”. Que al frente de mi casa estaba la cancha de “Villa Pría” y al lado de ésta, la de Atlantic Sportman, en la que hacían las prácticas los rojinegros.
Un tronco como yo tuvo la  posibilidad de formar en la SEXTA FLOJA DE VILLA PRÍA (Acepta desafíos), el “ala izquierda” con el Chiquito Lepíscopo, mientras en la “zaga” mandaba Peloso.
En la Quinta, sobresalía Chamorro y un inolvidable Tato Mur.

Y como no sabés de mi, te voy a hablar de los lugares en los que anduve, de  personajes que conocí  y de algunas de las actividades que desarrollé en ese Rosario en el que -sin sobresalir en nada y sin trascender- saqué carta de ciudadanía y no la perdí jamás, aunque me haya afincado en otra Provincia desde noviembre de 1951, justo cuando vos recién cumplías los 7 años.
A lo mejor los conociste –tipos y lugares- y de otros habrás recibido algún comentario dentro del ambiente en el que te manejabas. Pero me parece haberte visto en el Eden Bar en la calle Santa Fe, o en el Eden Park, en Avenida Pellegrini. A lo mejor antes de que nacieras, Negro, ya transitaba por allí tu espíritu travieso, el de un tipo que se supo hacer querer años después.

Que es probable que hayas alcanzado a ver a “Pataqueno” vendiendo billetes de lotería viejos.
O que tuviste la fortuna, como yo, de tener trato en los bares de Rosario, con el único rey de los carnavales, “Alfonso Alonso Aragón” y conservar de él  una poesía hecha a pedido ante una taza de café con leche, en una hoja de su infaltable bloc.

Que habrás visto al pibe que era yo, que completó su primaria en Godoy y San Nicolás. Que a veces se iba el domingo hasta la plaza Buratovich para escuchar la banda de música que nunca faltaba.
Que rindió examen de ingreso para entrar a “la Superior de Comercio” en 1942 y que hizo tres años a la mañana y luego tres a la noche porque la Química no lo entendió. Y porque aprendió a hacerse la rabona y recalar en el “San Martín” o el “Sol de Mayo” para ver los “continuados”.
Que después de Bella Vista, vivió en Echesortu y que luego, sólo en Rosario, se fue al centro a una pensión de Rioja 1458.

Que jugó al tenis desde pibe  en Puerto Rosario y luego en Provincial, con algún éxito.
Que en 1947 hizo un viaje de estudios con sus compañeros de la nocturna, todos tipos mayores que él -muchos casados-  que no era frecuente en aquella época: a Bariloche, cruce a Chile, viaje a Santiago y Viña del Mar, cruce de la cordillera en auto a Mendoza y regreso a Rosario.

Que desde los quince hasta los dieciocho años trabajó en la Tienda La Favorita, época en que comenzó a vivir un poco en la bohemia e incorporó la diaria asistencia al Panchos´Bar y a la una de la mañana, por la invitación del hijo de un dueño, a ver el primer varieté del “Dancing Sport”

Que suele comentar que la Avenida Pellegrini tenía pavimento con una especie de adoquines de madera y no le quieren creer. Que en la Rural, para los Corsos, alguna vez se coló para ver el concurso de murgas.
Que entonces se corría, en bicicleta, la Rosario-Santa Fe y que Candiotti, el “Tiburón del Quilla”, se largaba desde el puerto para llegar nadando a Buenos Aires; y que lo vio correr a Fangio, con su Chevrolet mecánica nacional, contra los “monstruos” (Viloressi, Ascari,etc.) que corrían con los coches especiales, en la loca pista improvisada en el Parque Independencia.

Que quien te escribe alcanzó a timbear en el Pancho´S, en el Olimpia, en el bar “La Capital” o en el hipódromo, cuando brillaban Sauro y Baratucci.
Que por épocas, concurría a la granja Royal o a la Argentina para tomar licuados. O que comía esas empanadas  que chorreaban grasa en aquellas vidrieras llamadas “bocadito al paso”.  En verano, café helado en Sorocabana; y muchas madrugadas a comer puchero a la española en “El National”(Le habían prohibido usar “El Nacional” que tenía antes).

Que bailó en “El Cifré”, en “La Rambla” y en casi todos los clubes..
Que participó en campeonatos interclubes e intercolegiales de tenis y básquet;  y compitió en ajedrez.
Que desde la Estación Francesa, se embarcó en enero de 1950 con destino Concepción del Uruguay, para cumplir con el Servicio Militar Obligatorio, junto con más de mil muchachos de Rosario y su zona de influencia.

Todo esta lata, Negro, es para que entiendas porque llamé así a esta nota.
Yo sé que muchos de los tipos que pasaron por mi vida en mis diez años de Rosario, ya estaban allí, esperándote, cuando decidiste mudarte a tu nueva canchita.
Que los que van a partir mas tarde –entre ellos yo- para completar el equipo, ya sean los del Barrio Bella Vista, de la Escuela Superior de Comercio (se cumplen 60 años de la promoción), de La Favorita, del Pancho´S, de Provincial y de la Colimba,  están todos esperando un pase tuyo para hacer una jugada muy importante para mí.

Desde muchacho escribo cosas de los personajes con los que compartí momentos, anécdotas de la escuela, del barrio, de la pensión, del laburo, del café, de la conscripción. Tratando de ubicar a algunos de mis viejos compañeros, me encontré con que muchos de ellos –terminados sus ciclos en estos pagos- ya están jugando con vos en esa, tu nueva canchita. Te pido que les digas que los recuerdo y pedirles que, con tu liderazgo y jugando a ras del suelo, se manden unas paredes de antología y me DEVUELVAN LA PELOTA, de forma tal que pueda “dialogar” o “entrar en contacto” –como dicen los comentaristas de fútbol- con aquellos que como yo aún están por aquí, todavía terrestres. Mal, pero acostumbraos.

Al pié te dejo dirección, teléfonos y hasta - ¿viejo yo?- mi dirección en internet.
Gracias, Negro, yo sé que como en esa tarjeta tuya que  guardo como un tesoro, vos me contestarás.
Que algún llamado, carta o contacto en mi PC. me demostrará que has DEVUELTO LA PELOTA. Chau, viejo, si no podés contestarme o no te llega ésta, lo mismo estás y estarás con nosotros, hasta que podamos encontrarnos en tu nuevo “barcito” o nos pongamos juntos la camiseta para patear un rato.

Vos nos dejaste todas las instrucciones, en tus dibujos y escritos para que en lugar de “garra y huevos”, como dice ahora la tribuna, poniendo “humor y humanismo” nos ganemos el merecido ascenso.
  
Por:
Antonio Néstor García
Sarmiento 325 – Río Tercero. CP. 5850    Prov. de Córdoba.
Tel. 03571- 410781 ó  15573723
antonionestorgarcia@hotmail.com









Pero algo mío se quedó en tus calles...

Mi primera cuna, la de la bandera, la que recibió mi voz, es la que hoy me tienta a escribir estas palabras. Rosario es el Parque Independencia, como decía en aquel despertar de la democracia, la letra de Lalo de los Santos. Y Rosario es mi cuna, aunque tardé dos décadas en volver a pisar sus calles, en hacerla mía. Y cuando ya se transformó en mi piel, decidí marcharme.
Rosario es el atardecer en un parque, ese sueño de nunca acabar, el andar por sus calles encontrando amigos, los bares, la noche, las trampas y el olvido. Un olvido permanente de donde andamos, de porque estamos, un recorrido por sus rincones buscando vaya uno a saber que.
Rosario es el bajo, el río, Pichincha, las largas tardes de ferias, de cervezas y risas. Las charlas eternas con el río de fondo, y ese puente allá al norte invitando a escapar.
Rosario, la amante, la que nunca se entrega del todo, la ciudad tan querida, y a la vez tan despreciada. Rosario, con su nombre de mujer, llena el aire de aromas y no hay calles sin hojas que hacer sonar en otoño.
Cuanto te quise, Rosario, y nunca te lo dije. Siempre la segunda opción, siempre de refilón.
Con tu Cairo, tu Buena Medida, ese Pasaje Pam tan pero tan... Tus dos Negros queridos, tus canallas y leprosos, el sur y el norte mirándose sin verse.
Las peñas, la peatonal de noche, el arbolito a los gritos en Córdoba y San Martin, el túnel, la isla humeante, tu Abasto y las avenidas.
Un destino que no siempre es definitivo, un paso que siempre es inolvidable. Rosario, mujer rebelde, soñadora y tantas veces abandonada, te dedico mis reverencias.

Por:
María Virginia Bertetti